El cambio de horario en España es siempre una fuente de debate porque no tenemos muy claro si el país está en el huso horario que le corresponde. Te explicamos los pros y los contras de cada posición para que sepas a qué atenerte y puedas participar en las discusiones con argumentos sólidos. ¿Eres de los que cree que ahorraríamos energía?
Un huso horario (sí, con hache) es cada una de las veinticuatro áreas terrestres formadas por los meridianos, que son las líneas imaginarias que recorren el planeta de norte a sur. Un huso es como el gajo horario de una naranja planetaria. La hora de cada huso se fija en relación con el meridiano de Greenwich que, por cierto, pasa por las localidades de Castellón y Denia.
Sin embargo, los horarios se acuerdan entre los países y tienen su origen en el desarrollo del ferrocarril: era imprescindible que cada territorio tuviera una misma hora para evitar el caos con las salidas y las llegadas de los trenes.
España aplicó por decisión política un cambio horario durante la Segunda Guerra Mundial, sumando una hora conforme a la referencia de Alemania. Reino Unido y Francia también cambiaron su huso para coordinar los frentes y ahorrar energía. Tras la guerra, los británicos volvieron al horario de su meridiano y España se alineó con Francia para tener una hora continental.
“Un huso horario (sí, con hache) es cada una de las veinticuatro áreas terrestres formadas por los meridianos, que son las líneas imaginarias que recorren el planeta de norte a sur”
El problema es que España está dividida por el meridiano de Greenwich y, en consecuencia, pertenece a dos gajos diferentes: el de Inglaterra y el de Alemania. ¿Deberíamos pedir un cambio horario en España y ajustarnos a la geografía del planeta o permanecer como estamos? Esta es la gran pregunta, así que te ayudamos a encontrar una respuesta con los pros y los contras de cada opción.
Pros del cambio horario en España
¿Qué ventajas tiene que el país vuelva a su gajo y funcione con una hora menos de la actual?
- El sol saldría una hora antes para nuestro reloj, adelantando nuestras rutinas. Comeríamos cuando nos corresponde y los trabajadores podrían intentar deshacerse de la jornada partida con más argumentos ante las empresas. Esto aumentaría la calidad de vida y dejaría más tiempo libre.
- Cambiar la hora al huso que nos corresponde ajustaría nuestro ritmo de vida a la naturaleza. La luz y la oscuridad determinan nuestros estados anímicos y fisiológicos.
- Un horario más acorde con la realidad astronómica nos permitiría dormir con más calidad y estar más descansados. España es uno de los países con peor calidad del sueño, según la Sociedad Española del Sueño (SES). La mayoría de los españoles reconoce que dormir de 7 a 9 horas es lo recomendable, pero solo el 30% de la población admite dormir esa cantidad entre semana.
“Los horarios se acuerdan entre los países y tienen su origen en el desarrollo del ferrocarril”
Contras del cambio horario en España
- Para los románticos: diríamos adiós a las largas tardes de verano.
- Los comercios, la hostelería y el turismo se benefician de tener más horas de luz por la tarde, que es cuando disfrutamos de nuestro tiempo libre. Un cambio podría perjudicar a los negocios con una menor demanda, ya que anochecería antes.
- Entre Galicia y Baleares a veces hay hasta una hora y media de diferencia entre la salida y la puesta de sol. Y Canarias está en un horario diferente. Mantener la situación no alteraría las relaciones comerciales entre las regiones.
- En España, tenemos un ritmo de vida acorde con la cantidad total de luz diaria, mucho mayor a la de los países del norte de Europa. Esto es independiente al gajo horario. Además, las sociedades se adaptan al huso en el que viven, según un artículo publicado en El País.
Con estos argumentos sobre la mesa, es normal que te preguntes si el cambio de huso horario en España favorecería un ahorro energético y, por tanto, en la factura eléctrica. Pues bien, según los expertos, apenas habría un cambio sustancial porque seguiríamos teniendo las mismas horas de luz diaria. La cantidad de luz depende de la cercanía o lejanía de un lugar respecto del ecuador.
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